“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Así reza el artículo 47 de la Constitución Española, que además añade que los poderes públicos son los que deben encargarse de cumplir este derecho.
Un derecho, reconocido también por la Declaración Universal de Derechos Humanos, que en la actualidad no se cumple en España. Entre enero y septiembre de 2016 se iniciaron más de 30.000 procesos de desahucio, que se suman a las decenas de miles que se han producido desde el inicio de la crisis económica.
Para luchar contra esta realidad que afecta a miles de familias, nació en febrero de 2009 la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Al principio solo actuaba en Barcelona, pero el movimiento se extendió rápidamente por todo el estado llegando a los 239 nodos. La Plataforma surgió con la intención de “dar una respuesta ciudadana” a la situación de las personas que no pueden pagar la hipoteca y ven “cómo el banco les puede reclamar una deuda elevadísima incluso después de perder la vivienda”.
En Valencia, la PAH comenzó su lucha en el año 2011 y hoy en día continúan ayudando a aquellas personas que no pueden pagar su hipoteca. La Plataforma no se limita a intentar impedir los desahucios de algunos particulares, sino que ofrecen asesoramiento a todos los que necesiten ayuda y les guían durante todo el proceso de ejecución hipotecaria, negociando con los bancos posibles salidas al conflicto.
Cada dos semanas, convocan una asamblea en la que se reúnen todos los afectados. Durante los primeros minutos, los portavoces de la plataforma destacan las acciones que han realizado en esos quince días (desahucios paralizados, mociones presentadas a los ayuntamientos de la zona o actos organizados en entidades bancarias).
«Fuerza y músculo»
Los activistas de la PAH recuerdan en cada asamblea la importancia de que todos los que piden ayuda a la Plataforma acudan a los diferentes actos que organizan para impedir los desahucios. “Si vosotros no os movéis y no os implicáis en resolver vuestro propio caso, ¿Quién lo va a hacer?”, avisan.
También piden que todos los miembros lleven puesta la camiseta de la Plataforma a todas las concentraciones, ya que ayuda a visibilizarla. Aseguran que les otorga más fuerza y que provoca que los bancos les traten de una manera diferente. El dinero que se obtiene con la venta de estas camisetas contribuye a financiar la PAH.
El dinero derivado del merchandising, que también incluye pins y chapas, permite que los portavoces acudan a las coordinadoras que se realizan a nivel estatal entre todos los nodos. Además de ello, la Plataforma también organiza fiestas solidarias para recaudar dinero.
Desde la PAH señalan que, a pesar del elevado número de desahucios que hay, apenas obtienen repercusión en los medios de comunicación.
No estáis solos
Después de esta primera parte de la asamblea, los afectados se dividen en función del banco en el que estén sufriendo el proceso de desahucio. En estos grupos más pequeños, los miembros de la plataforma aconsejan y guían de manera individualizada a los afectados.
Los afectados cuentan a los activistas su caso en sus primeras intervenciones en los grupos. En cada asamblea hay un grupo en el que las personas que acuden por primera vez reciben los primeros consejos. En este último grupo de trabajo pudimos estar nosotros, y allí conocimos a algunas personas que se encuentran ante el inicio de un proceso de desahucio.
Es el caso de Jessica, una madre soltera que cobra 400 euros al mes de prestación por desempleo que pronto se le acabarán. En la actualidad, todavía paga el alquiler de su casa pero cuenta que el mes que viene ya no tendrá dinero para pagarlo. La dueña del piso es una mujer mayor que vive, en parte, gracias a su renta, por lo que Jessica prefiere dejar el piso antes que dejar de pagarle. Su mayor preocupación es que su hija de nueve meses esté en la calle, por lo que pide consejo sobre cómo ocupar alguna vivienda de propiedad de un banco.
Kristian, activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, le explica que el suyo es un caso puntual y que la PAH no actúa en las ocupaciones porque es una plataforma de afectados por la hipoteca. Sin embargo, debido a la gravedad de su caso, Kristian le aconseja que se asegure que el propietario de la vivienda es un banco, que elija una casa que esté en un barrio obrero y con dimensiones pequeñas. Por último, señala a dos entidades bancarias: La Caixa y Sabadell. Estos dos organismos, a través de sus obras sociales, intentan negociar un alquiler social antes de expulsar a la persona que está ocupando la vivienda.
A todas las personas que acuden a la PAH por primera vez, Cristian les explica cómo deben actuar ante un desahucio. Además, añaden que desde la Plataforma intentan que la persona afectada consiga, primero, la dación en pago (ofrece la posibilidad de entregar el inmueble hipotecado y cancelar la deuda con el banco) y, después, el alquiler social (cuyo precio oscila entre 150 y 400 euros al mes).
Raquel Rubio, una de las activistas de la Plataforma que logró el alquiler social tras haber sido demandada de ejecución por impago del alquiler, asegura que la Policía y los bancos son más benévolos cuando hay menores en el hogar. Además, añade que, en su caso, el ruido que provocó en los medios de comunicación fue la llave que le permitió conseguir una alternativa al desahucio. La PAH es apartidista y se mantienen alejados de los partidos políticos. No obstante, los afectados pueden militar en el partido que deseen y buscar apoyo en ellos, pero a título personal. “Desde la PAH debemos mantenernos alejados de los partidos políticos”, concluye.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca crea un espíritu de solidaridad en todas las personas que acuden a ella. Además, cuenta con la colaboración de Psicólogos sin Fronteras, una organización que ofrece ayuda psicológica gratuita a las familias que pasan por un desahucio. Realizan un especial seguimiento a los niños, ya que se hallan en una situación de mayor vulnerabilidad.
Buscando luciérnagas 